¿Cuántas veces has hablado por redes sociales y WhatsApp con alguien y habéis decidido subir el tono de la conversación? Si has entrado en este post, seguramente hayas practicado ‘sexting‘ o estés pensando en hacerlo, ¿eh? Cuando hay distancia y las necesidades apremian, no es mala idea dejarse llevar por la tecnología y experimentar con fantasías haciendo ‘uso de ti misma’ o tus ‘herramientas’ y en compañía digital.

Se denomina sexting a la actividad de enviar fotos, videos o mensajes de contenido sexual y erótico personal a través de dispositivos tecnológicos, ya sea utilizando aplicaciones de mensajería instantánea, redes sociales, correo electrónico u otra herramienta de comunicación.
La palabra sexting es un acrónimo en inglés formado por `sex´ (sexo) y `texting´ (escribir mensajes).

Quizá te ha pasado que estando con tu pareja y sin que pronuncien una sola palabra ya saben lo que la otra persona dirá o intuyen lo que necesitan en ese momento. Incluso habrá veces que parece que se están leyendo la mente pues quieren ir a los mismos lugares o hacer las mismas cosas. Y no, esto no tiene nada que ver con poderes mentales (cual Profesor X), sino con la complicidad que como pareja han desarrollado. 

La complicidad en pareja no solo equivale a compartir secretos, placeres sexuales, momentos divertidos sino también se habla de un profundo entendimiento de la otra persona. Y esto también se complementa con el sexting; que consiste en enviar mensajes, fotos o videos subidos de tono, pero de forma divertida, coqueta y provocadora, contando siempre con el consentimiento de la otra persona. 😏📱😏

Una forma muy divertida de hacer sexting podría ser mientras ambxs están fuera de casa. Imagínate estar trabajando y de repente recibir el siguiente mensaje de texto: “No lo olvides: esta noche tu cena soy yo🍰”. 

La sexóloga Ruth González, de Terapia Sexo, explica: “El ‘sexting’ es una práctica muy extendida, pero hay que utilizarla con cabeza, porque nada es fiable al 100%. Me refiero al uso ‘apropiado’ de las fotos y vídeos que se envían, sobre todo si la persona con la que nos los mandamos no es conocida. Yo recomiendo a mis pacientes que tengan sentido común, es decir, que nunca muestren la cara y en lugar de enviar contenido explícito, jugar un poco más con la erótica y la seducción. Usar espejos, mostrar partes del cuerpo que no sean los genitales, como las manos, los hombros…”. Esta sería la forma más segura para cerciorarse de que, aunque salga algo de manera inesperada a la luz, no se te reconozca y no se pueda probar que eres tú.

Practicando ‘sexting’ seguro

LA LUZ

En primer lugar, procura que la iluminación de tu entorno sea tenue, así, las fotos o vídeos que hagas no estarán 100% definidos, lo cual no solo sirve para evitar una hipotética sextorsión ulterior, sino para jugar también con las sombras y la erótica.

LA RED SOCIAL O PLATAFORMA

WhatsApp es la que tenemos más controlada y con ella estamos mejor familiarizadas, pero recuerda que estamos en 2019 y que en ‘stories’ de Instagram hay una opción de ‘mensajes bomba’ (en los mensajes directos) que el receptor solo puede ver una vez y, en caso de que haga pantallazo, se te notifica, por lo que puede ser incluso más divertido hacerlo por ahí.

MARCAS, LUNARES O CICATRICES

Si en tu cuerpo hay algún tipo de marquita por la que sea fácil identificarte, evita exponerla en esas fotos o vídeos, así será más difícil reconocerte en caso de que ese contenido se difunda.

‘NO TALKING, PLEASE’

Si lo tuyo son los vídeos, la mejor opción es enviarlos sin sonido, para que no se reconozca tu voz. Pero si te apetece enviarlo con sonido, lo mejor es emitir susurros o, bueno, gemidos si así lo necesitas, tú misma, más faltaría.

QUÉ HACER CON TU CONTENIDO

Una vez que el juego termina, si te da igual que el receptor se quede con las imágenes o vídeos, perfecto. Si no, pídele que los borre. En cualquier caso, como probablemente de esto no puedas cerciorarte, si tú misma no quieres conservarlos, elimínalos del historial del contenido multimedia que tengas con esa persona, así como de tu teléfono. De esta manera, si alguien te coge el móvil, evitarás que vea “el percal” si no te apetece que eso ocurra.

¡Feliz ‘sexting’!

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